¿Quién la rige? ¿Cada cuánto tienen que supervisar y refrendar permisos? Con quirófano y realización de cirugías ¿No tienen que tener terapia intensiva?…
Don Mario es una persona de casi 80 años. Un hombre fuerte, que todavía produce y goza de los placeres de la vida.
Por su edad, está sujeto a un régimen médico con la ingesta de medicamentos periódicamente para ayudar a diversos órganos de su cuerpo a seguir funcionando, no con la intensidad de los años dorados, pero si para cumplir jornadas de trabajo de 9 de la mañana a las 19 horas.
El martes pasado amaneció con los pies hinchados. Solo eso, ningún otro síntoma, nada de tos, fiebre ni por asomo y el sabor y el olfato lo tiene al 100, a saber por el pozol que dice se despachó un día antes.
Tampoco ha vomitado, menos náuseas ni diarrea. Solo eso, los pies hinchados por lo que acudió a la Clínica Durango a una revisión de rutina para que le dijeran el motivo de esa inflamación.
Pero pues los científicos de esa vilipendiada clínica cuyo dueño es una persona extranjera que se ignora cuál es su estatus migratorio en el país, a simple vista, viendo los pies, le dijeron que tenía Covid por lo que tenía que quedarse internado y depositar 20 mil pesos de garantía, más el costo de los medicamentos que empezarían a aplicarle.
Una vez que concluya esta redacción, le pediremos a nuestra auxiliar Raquel Serapio, nos comunique con la Organización Mundial de la Salud para informarles que en Acayucan, un erudito, a ojo de buen cubero, ya descubrió que también la hinchazón de pies es síntoma grave de Covid y que de inmediato hay que internar.
Claro que don Mario y sus familiares no se tragaron el cuento y andan por la ciudad buscando otra opción, otra opinión, esta sí, más profesional que lo ayude a combatir su mal.
No se descarta que pueda tener coronavirus, don Mario sigue teniendo contacto con sus clientes y realiza sus actividades normales pese a su edad. Es un hecho que tarde o temprano será contagiado y tendrá que recibir atención.
Lo que indigna es la manera gansteril que los “profesionales” de la medicina presionan para exprimir al ciudadano.
No es la primera vez que esta clínica es señalada por esas prácticas leoninas e insensibles ante el dolor de un pueblo.
Pero las autoridades siguen complacientes y se convierten en sus cómplices, pues siguen funcionando sin cumplir los requisitos de Cofepris, Secretaría de Salud y lo más importante, las Normas publicadas en el Diario Oficial de la Federación.
Tienen en funcionamiento quirófanos, pero no cuentan con Unidad de Terapia Intensiva para recuperación.
Ha ocurrido que ellos operan, cobran y las consecuencias las pagan los hospitales públicos, hasta donde van a dar los bebés recién nacidos en busca de incubadoras, o los pacientes que entran en gravedad, ya que ni con un ventilador médico cuentan.
Pero ahí siguen lucrando, habilitan una casa, unos departamentos y ya les ponen el nombre de clínica.
¿Hasta cuándo autoridades?