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Inventaron una nueva fruta en Costa Rica: «más jugosa y sabrosa», de color rosa

Más ju­go­sa y sa­bro­sa, de co­lor rosa, la piña úni­ca de la sel­va de Cos­ta Rica, ge­né­ti­ca­men­te mo­di­fi­ca­da, lle­ga a los mer­ca­dos más ex­clu­si­vos del mun­do y al desa­yuno de in­fluen­cers como Kim Kar­das­hian.

Única en su es­pe­cie, la piña rosa nació tras 17 años de investigación (2003-2020) en los la­bo­ra­to­rios de la em­pre­sa Fresh Del Mon­te, una com­pa­ñía cen­te­na­ria que des­de Cos­ta Rica co­mer­cia­li­za fru­ta y ver­du­ra a ni­vel mun­dial.

Se tra­ta de una va­rie­dad de piña ge­né­ti­ca­men­te mo­di­fi­ca­da (OGM) que la Ad­mi­nis­tra­ción de Ali­men­tos y Me­di­ca­men­tos de Es­ta­dos Uni­dos (FDA) apro­bó en 2016 como se­gu­ra para su con­su­mo.

Des­de que la «Pink­Glow«, su nom­bre co­mer­cial, sa­lió a la ven­ta a fi­na­les de 2020 mar­ca ten­den­cia y está en boca de mu­chos, en par­ti­cu­lar en la de la mo­de­lo es­ta­dou­ni­den­se Kim Kar­das­hian, que se ex­hi­bió en Ins­ta­gram co­mien­do una en el desa­yuno.

«Es un producto sumamente exclusivo que llega a los mercados más exclusivos del mundo», dijo Mi­chael Cal­de­rón, di­rec­tor le­gal re­gio­nal de Fresh Del Mon­te, en la plan­ta em­pa­ca­do­ra de Bue­nos Ai­res, a 200 km al sur de San José, en me­dio de la sel­va cos­ta­rri­cen­se.

Es­ta­dos Uni­dos, Ca­na­dá, Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos, Ca­tar, Ku­wait, Hong Kong, en­tre otros, son des­ti­nos de la piña rosa.

Pa­ra­dó­ji­ca­men­te, el Mi­nis­te­rio de Sa­lud cos­ta­rri­cen­se aún no en­tre­gó la au­to­ri­za­ción para su co­mer­cia­li­za­ción en el país de­bi­do de­mo­ras bu­ro­crá­ti­cas.

 La clave 

Si bien la com­pa­ñía tie­ne en Cos­ta Rica 9.283 hec­tá­reas de plan­ta­cio­nes de piña, tan solo pro­yec­ta 200 para cultivar la variedad rosa en 2023, dijo Cal­de­rón.

Cos­ta Rica «fue el país que se eli­gió para desa­rro­llar este pro­duc­to por sus condiciones de microclima que lo hacen ideal para la producción de la piña rosa«, agre­gó.

La em­pre­sa co­men­zó en 2003 un pro­ce­so de in­ves­ti­ga­ción a tra­vés de bio­in­ge­nie­ría para al­te­rar la ge­né­ti­ca de la fru­ta de co­lor ama­ri­llo has­ta con­se­guir que na­tu­ral­men­te cre­cie­ra de co­lor rosa.

La cla­ve es el li­co­peno, dijo la bió­lo­ga Hel­ga Ro­drí­guez, su­per­in­ten­den­te de Bio­tec­no­lo­gía de Fresh Del Mon­te. Este com­pues­to es un pig­men­to na­tu­ral que con­tie­nen mu­chas fru­tas y ver­du­ras de co­lor ro­ji­zo.

«Usa­mos el la­bo­ra­to­rio como mé­to­do al­ter­na­ti­vo al pro­ce­di­mien­to con­ven­cio­nal de cru­ces con po­len», ex­pli­ca Ro­drí­guez.

El li­co­peno se pro­du­ce y se acu­mu­la du­ran­te la ma­du­ra­ción de la fru­ta en los cul­ti­vos, afir­ma la bió­lo­ga, y cuan­do se co­se­cha la fru­ta ya es rosa. Cada piña demora unos dos años desde que se planta hasta su cosecha.

«De­di­ca­mos mu­chos años de in­ves­ti­ga­ción pri­me­ro para ge­ne­rar la va­rie­dad que acu­mu­la­ra esas can­ti­da­des de li­co­peno y des­pués para la se­lec­ción en cam­po que nos per­mi­tie­ra ob­te­ner los ma­te­ria­les que hoy en día es­ta­mos co­mer­cia­li­zan­do», cuen­ta Mario Ulate-Sánchez, ge­ren­te de In­ves­ti­ga­ción de la com­pa­ñía.

«Experiencia única» –

En las plan­ta­cio­nes a las afue­ras de Bue­nos Ai­res los tra­ba­ja­do­res co­se­chan des­de la pri­me­ra luz del día pi­ñas tra­di­cio­na­les y ro­sas. Las fru­tas lle­gan a la plan­ta em­pa­ca­do­ra, don­de son tra­ta­das para con­ser­var­las, cla­si­fi­ca­das por ti­pos y em­pa­que­ta­das para su des­tino a cual­quier par­te del mun­do.

Fresh Del Mon­te ex­por­ta más de 35 mi­llo­nes de ca­jas de pi­ñas cada año, ade­más de ba­nano y me­lón. Pero la piña rosa es la última tendencia.

«La va­rie­dad ro­sa­da tie­ne la ca­rac­te­rís­ti­ca de dar un sa­bor o una sen­sa­ción de ma­yor dul­zu­ra«, in­di­ca Ula­te-Sán­chez.

La piña rosa se ven­de a tra­vés del co­mer­cio elec­tró­ni­co. En Es­ta­dos Uni­dos su pre­cio va­ría en­tre los 10,99 y los 39 dólares la unidad. En Eu­ro­pa se pue­de ad­qui­rir en Es­pa­ña por 34,65 eu­ros (36,88 dó­la­res).

Los pre­cios va­rían en cada país, pero la exclusividad de la conocida como «joya de la selva» costarricense ha dado que hablar. In­fluen­cers de todo el mun­do des­em­pa­can ante sus cá­ma­ras pi­ñas ro­sas para de­lei­te de sus se­gui­do­res en las re­des so­cia­les.

«Co­mer­se una piña ro­sa­da es una experiencia única, más allá del color. Su sa­bor es muy par­ti­cu­lar (…). Re­pre­sen­ta ese gus­to exó­ti­co y pro­pio de la va­rie­dad«, afir­ma Ula­te-Sán­chez.

AGENCIAS/Buenos Aires, Costa Rica
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