¿Qué hacemos como sociedad?, Tú, que hoy pides justicia ¿denuncias cuando te percatas de un acto de violencia, abuso o explotación infantil? ¿a dónde vamos a parar?
Carlos GONZÁLEZ ALONSO/Acayucan, Ver.-
La muerte violenta de un menor de edad, «haiga sido como haiga sido», llena de coraje e impotencia a la sociedad que muchas veces busca culpables, responsables y finalmente piensa en él o los asesinos para lincharlos ante la falta de capacidad de las autoridades correspondientes para actuar y evitar este tipo de barbarie humana.
La historia de este menor: José Antonio «N», de diez años de edad, es como la del común denominador de los niños pobres, de los niños olvidados por la sociedad y muchas veces, olvidados por sus padres que piensan cómo llevar dinero para el sustento diario antes que una palabra o un gesto de cariño hacia los hijos.
Pepe Toño, a sus diez años, ya sabía de la miseria humana y poco del cariño familiar, por lo que a su corta edad ya buscaba amistades non gratas para su entorno. Su madre Dolores buscaba meterlo al redil y a veces lo lograba, a veces no.
La tarde noche del lunes, Pepe Toño salió de casa junto a su madre Dolores y se dirigieron a comprar a la tienda más cercana, un oxxo; sólo que ahí como en muchas tiendas, no dejan entrar a menores de edad y Pepe Toño no fue la excepción. Se quedó afuera con sus «cuates» de sus horas y días rebeldes. Los que abren puertas en las afueras de esas tiendas a cambio de unas monedas.
Narró doña Dolores que al salir su hijo ya no estaba, comenzando entonces su penar buscando en los alrededores de la tienda y no dio con él. A esa hora detuvo dio parte también a las autoridades pero fue una llamada más, una voz dolorosa perdida en la burocracia del valemadrismo mexicano.
La señora cuenta que su hijo ya no llegó a dormir, por lo que este martes temprano salió de su casa a sacar copias de una foto de su hijo y pegarla en postes, en paredes para que la sociedad la ayudara a bucarlos, a encontrarlo, porque en la Unidad Integral de Procuración de Justicia le dijeron que tenía que esperar las 72 horas correspondientes para poderle recibir la denuncia del menor desaparecido.
De las demás autoridades policiales ni hablar. La tomaron a «loca».
Doña Dolores acudió a los medios de comunicación y horas más tarde le avisaron que un menor había aparecido muerto, violentado y al acudir vio que era su hijo.
Cuánto dolor. Cuánta impotencia.
En el lugar, policías navales, estatales mirándose unos a otros. Peleando con medios de comunicación para evitar se transmitiera la fatal noticia.
¿Acaso nosotros los medios somos responsables?
¿QUIEN LO MATO?
Doce horas antes de ser encontrado muerto, violentado, el menor se fue con «alguien». Voces discordantes mencionaron que fue uno de los limpia parabrisas de la calle Enríquez con Ramón Corona del barrio La Palma. Que el hombre, joven aún, llegó adonde estaba el pequeño y lo abrazó del hombro llevándoselo como si fueran conocidos.
Esta podría ser una de las líneas de investigación.
Autoridades ministeriales ya están en la búsqueda de evidencias y en la conciencia de la encargada de la Unidad Integral de Procuración de Justicia quedará la carga por no haber recibido la denuncia a tiempo y movilizar a todos los cuerpos policiacos en la búsqueda del menor.