Con únicamente un cuchillo y la magia de sus manos, Don Octaviano Ramírez López, oriundo de la comunidad de San Fernando perteneciente a este municipio, ha convertido la cestería como su única fuente de ingresos para el sustento de su familia.
Proveniente de una familia humilde, logra juntarse con su actual esposa de nombre Prisilla Márquez Cruz, del cual procrearon dos hijos que únicamente pudieron cursar la primaria por la difícil situación que viven y al no haber recursos para seguir estudiando tuvieron que truncar sus sueños.
Con solamente una chocita construida de madera y con piso de tierra, han tenido que salir adelante ante la dura situación que se vive actualmente.
UN LEGADO DE SUS SUEGROS
Don Octaviano relata que desde hace más de 10 años que se juntó con su esposa, sus suegros le heredaron este oficio, que a pesar de ser poco redituable no le quedó otra opción, más que aferrase a seguir con esta actividad y que hoy se ha vuelto en su única fuente de ingreso, una pasión el poder trabajar con los vejucos que la naturaleza la brinda.
PROCESO DE ELABORACIÓN
Ramírez López afirma, que hace 10 años la materia prima como el vejuco Cambranis era fácil de conseguirlo en la montaña, sin embargo, con el paso de los años este material se ha ido acabando por la deforestación y actualmente lo tiene que comprar por metro a los parceleros que aún lo tienen.
Luego de tener la materia prima, procede al secado que pude tardar de dos a tres días, posteriormente tiene que partirlos y de ahí inicia su creatividad en la elaboración de sus productos que se han convertido en arte.
MERCADO MAL PAGADO
A pesar del tiempo y la creatividad que le pone al realizar sus productos, Don Octaviano afirma que muchos no valoran el trabajo que realiza y regatean la venta de sus productos, toda vez que únicamente sale a vender sus piezas en la cabecera municipal de Soteapan los domingos y no tiene un mercado fijo.
“Es difícil porque en un día de venta puedo vender hasta siete piezas de 40 o 50 pesos y muchas veces únicamente vendo dos o tres piezas y lo poco que saco de la venta es para medio comer toda la semana ya que no tengo otra fuente de ingreso”, aseguró.
A PUNTO DE ABANDONAR LA ESCUELA
Su hija está a punto de dejar la escuela, porque no tiene recursos para seguir con sus estudios.
La única opción que tiene es enseñarle este oficio para que pueda salir adelante muy por encima de la situación que atraviesa en las pocas ventas.
“Al principio fue difícil, tuve que aprender hacer las canastas tradicionales, pero con el paso del tiempo fue innovando y hoy en día realizo monederos, cestos de diferentes tamaños, tortilleros, entre otros objetos que me piden”. Expresó Octaviano Ramírez López
7 PIEZAS
Logra vender a veces, con precios que van entre 40 o 50 pesos.
20 PESOS
El producto más barato y e más caro 100, mismos que son exhibidos todos los domingos enfrente del domo de Soteapan.