Dos tratamientos, Soberana 02 y Abdala, se encuentran en la última fase de ensayos clínicos en la isla y se espera que puedan usarse antes del verano.
AGENCIAS.- Se llaman Soberana 02 y Abdala, y son los dos candidatos vacunales cubanos contra la covid-19 que más lejos han llegado en su desarrollo. Ambos están en fase 3 de ensayos clínicos, la última antes de su aprobación y si todo sale ―como esperan los científicos cubanos― antes de terminar el verano, la isla podría disponer de una vacuna propia con la que inmunizar a toda su población, de 11,2 millones de habitantes. De lograr la aprobación de la Agencia Nacional Reguladora de Cuba, algo que parece muy probable, Soberana 02 y Abdala se convertirán en los próximos meses en las primeras vacunas anticovid concebidas y producidas en América Latina.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) considera todo un lujo y un “privilegio” que un pequeño país como Cuba haya logrado desarrollar cinco candidatos de vacunas, y que dos se encuentren en la última etapa de ensayos clínicos, en la que se prueba su eficacia. “No se trata de ningún milagro: existe un notable desarrollo científico en Cuba y una experiencia de 30 años en fabricar vacunas”, dijo en una reciente entrevista con EL PAÍS el representante en Cuba de la OPS/OMS, José Moya, quien destacó que no es casualidad que la isla fuera el primer país en desarrollar una vacuna antimeningocócica, además de fabricar —a comienzos de los noventa— otra contra la hepatitis b que fue ampliamente empleada en América Latina y África.
Todos los prototipos cubanos se basan en inocular una proteína de la espícula del coronavirus, la parte que se une a las células que infecta, para producir una respuesta inmunológica. Soberana 02, en la que más expectativas hay depositadas, añade además un potenciador de la respuesta inmune. Cuba ya ha desarrollado con éxito otra vacuna con este principio contra la bacteria Haemophilus influenzae b responsable de algunas meningitis y neumonías.
Según Moya, los científicos cubanos están trabajando sobre plataformas conocidas y eso siempre es una seguridad. “Este tipo de vacunas son las más tradicionales y seguras, además de tener la ventaja de que se conservan a una temperatura de dos a ocho grados”, indicó el epidemiólogo peruano, que considera una fortaleza de Cuba poseer una agencia reguladora sólida y de referencia en América Latina, como es el Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos, con el que la OPS colabora desde hace años. Es esta agencia la que finalmente decidirá si Soberana 02 y Abdala se convierten en vacunas y se autoriza su uso de emergencia antes de que concluyan todas las pruebas.
Ensayos con voluntarios
El pasado 3 de abril concluyó la aplicación de la primera dosis de Abdala en 48.000 voluntarios de las provincias orientales de Santiago de Cuba, Guantánamo y Granma, y el 5 de abril comenzó a ponerse la segunda inyección de esta vacuna, de la que se administrarán tres dosis (0, 14 y 28 días) en dos grupos, uno experimental y otro de control. El 5 de abril se inició también la aplicación de la segunda dosis de Soberana 02 a los cerca de 42.000 voluntarios incluidos en el ensayo fase III en La Habana. Soberana 02 fue el primer candidato anticovid-19 de la isla que llegó a la última etapa de ensayos, pero con un esquema más largo de inyecciones: a los 0, 28 y 56 días.
De los laboratorios de BioCubaFarma, entidad a la que pertenecen 32 institutos, centros de investigación e industrias de producción biotecnológica y farmacéutica, ya han salido más de 300.000 dosis de Soberana 02 y Abdala, y sus directivos aseguran que tienen capacidad para producir 100 millones de viales antes de que termine 2021. El objetivo declarado es tener al menos una vacuna lista en verano y empezar la vacunación masiva en julio y agosto. Se pretende tener inmunizada a la mitad de la población en septiembre y a todos los cubanos antes de que finalice el año.
“Los resultados hasta ahora son alentadores: ambos candidatos vacunales han demostrado ser seguros y capaces de generar anticuerpos específicos contra el virus. Somos optimistas”, declaró poco antes de comenzar la fase III Eulogio Pimentel, vicepresidente del grupo empresarial BioCubaFarma, que produce ocho de las 13 vacunas que forman parte del programa nacional de vacunación de la isla.
Los cinco candidatos cubanos contra la covid-19 —todos de nombres patrióticos— son: Soberana 01, Soberana 02 y Soberana Plus (concebida para aplicarse a convalecientes de covid-19, actualmente en fase 2 de ensayos clínicos), que son desarrollados por el Instituto Finlay; y Abdala y Mambisa (que tiene la peculiaridad de ser administrada mediante un espray nasal), del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
Para Cuba, coronar con éxito el desarrollo de sus vacunas es de crucial importancia. En primer lugar, por el prestigio científico y político que representa, pero también por motivos económicos en momentos en que la isla atraviesa una de las peores crisis de su historia, y cuando la epidemia de coronavirus está en su peor momento (una media de 1.000 casos diarios en los últimos días), y no existen planes de adquirir ninguna vacuna extranjera.
Cuba pretende exportar su vacuna, y ya algunos países del área han expresado su interés. Venezuela anunció la semana pasada que se dispone a fabricar en un laboratorio de Caracas la vacuna Abdala, todavía en fase de pruebas, en cooperación con el Gobierno de La Habana. También Jamaica y Surinam, entre otros países del Caricom (Comunidad del Caribe), han mostrado su interés en acceder a las vacunas cubanas cuando estén listas.