Bertila Parada lleva 10 años luchando para que se haga justicia con su hijo Carlos, una de las casi 200 personas que aparecieron asesinadas en las fosas de San Fernando, México.
AGENCIAS.- Menos de un año después de la conocida como masacre de los 72 migrantes de San Fernando, otro suceso estremeció este municipio del estado de Tamaulipas en el norte de México.
A lo largo de abril de 2011, fueron encontrados allí restos de al menos 193 personas en 47 fosas clandestinas. La mayoría eran migrantes y presentaban signos de tortura.
La investigación apuntó a lo que luego se reveló que era un escandaloso denominador común en otros crímenes similares en la zona: la presunta colaboración de policías con los grupos criminales que ejecutaban a las víctimas.
De hecho, hace solo tres meses de la última masacre en Tamaulipas, paso obligado en una de las rutas migrantes: 19 personas -la mayoría, guatemaltecas- aparecieron calcinadas en Camargo a finales de enero y 12 policías fueron detenidos por su supuesta vinculación.
«No es un San Fernando (…). No habrá impunidad», dijo de este crimen la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció en 2019 «recursos ilimitados» para la búsqueda de desaparecidos e identificación de víctimas en un país que, hasta el pasado 7 de abril, registraba 85.006 personas en paradero desconocido según datos del gobierno.
Pero si hay algo que diez años después caracteriza al caso de las fosas de San Fernando es, sin lugar a dudas, esa impunidad.
Aunque en su momento se anunció la detención de más de 80 personas supuestamente vinculadas a Los Zetas y 17 policías que presuntamente les entregaban las víctimas, los familiares denuncian que a día de hoy sigue sin haber ni una sola persona condenada.
El salvadoreño Carlos Alberto Osorio fue una de las personas encontradas en aquellas fosas.
Ahora que se cumple una década del hallazgo, su madre Bertila Parada le escribió una carta que comparte con BBC Mundo para traer a la memoria la historia de su hijo y contarle el calvario sufrido en tantos años de lucha para que se haga justicia por él.